CARTA DEL HERMANO MAYOR. SEMANA SANTA 2018


Estimados hermanos:

 

En las puertas de una nueva Semana Santa, en la que el Señor volverá a morir en la Cruz por la salvación de todos los hombres, me gustaría compartir unas palabras con vosotros, pues un Hermano Mayor, siempre tiene motivos para dirigirse a quienes sirve cada día.

 

Hermano, no olvides que ha llegado la época de desempolvar el hábito de tu armario para poder acompañar a Cristo por las calles de la ciudad. No olvides que ha llegado el momento de portar tu hachón. Hermano, no olvides que hay que mirar a Valladolid a través de los ojos de un capirote. No olvides que ha llegado el momento de cargar con tu cruz. Que no se te olvide acompañar al Cristo del Olvido en la íntima noche de Lunes Santo. No olvides que están en camino tus ganas de sentir el olor de un hábito recién planchado. No olvides que ya se asoma en el calendario el incienso y la palma y hay que estrenar zapatos el Domingo de Ramos. Que no se te olvide nada. Ni el cíngulo, ni la medalla. Ni la capa, ni un guante...

 

Pero ahora es cuando yo me pregunto si tendremos el valor de acordarnos del hermano necesitado, del enfermo desamparado, del Dios que sepultas en un Sagrario durante el resto del año, de si realmente, estamos a la altura de acompañar a Cristo hasta su muerte lo suficientemente preparados, si nos acordaremos de los pobres de corazón, y si nuestro espíritu es digno de vivir estos Misterios que se acercan. Si realmente nos acordaremos en esta Semana Santa de quienes trabajan por la paz en el mundo, o de quienes derraman su sangre inocente por declararse cristianos convencidos, y por ello, son asesinados como asesinaron a Cristo. Si llenaremos las Iglesias para celebrar el Triduo Pascual de la misma manera que llenamos las calles. Si realmente somos conscientes de que la Semana Santa se vive en los Templos de manera preferente, y que lo que después los cofrades hacemos en las calles, es un complemento a nuestra Fe, poniendo siempre delante los Evangelios, al dinero del turismo. Si realmente nuestro corazón siente el perdón, de manera que perdonemos al hermano más cercano, sin miramientos y sin segunda opción, pues si Cristo fue capaz de perdonar a sus ejecutores...¿Puede haber un mayor perdón en el mundo?.

 

También me pregunto, si otro año más, abandonarás tu compromiso el Domingo de Resurrección, cuando mires al Señor y le vuelvas a decir "hasta el año que viene", pues tu Padre nunca te abandona, y cada primavera de perdona. Tu Fe mantiene viva la Cofradía durante todo el año, y sin Fe, sin devoción, sin la vivencia de los Sacramentos, sin escoger la opción de la Cofradía como medio de vivencia... sin todo esto, hermano, llegará un día en que el perdón del Padre te sea concedido, pero ya no tendrás que acordarte de no olvidar ninguna parte del hábito, porque ya no tendrás que vestirte de penitente, pues ya no quedará más que un teatro de calle.

 

Hermano, te pido, te suplico y te ruego, que vivas tu Fe junto a tu Titular. Que no te olvides de Dios esta Semana Santa. Que en ti reside darle el sentido completo a todo. Y que, jamás olvides que tu compromiso como Cofrade, no tiene nada que ver con los días Santos, si no que se ha de convertir en una manera de vida constante por encontrar a Dios en las personas que te rodean. Separa lo ajeno, la parafernalia, lo que es importante de manera secundaria, y prioriza lo que enseña Cristo derramando su Sangre por ti, en esta nueva Semana Santa. No seamos Judas, pues aunque parezca mentira, nuestra cuerda cada día está más cerca, y se tensa más con el paso de los años.

 

Que el Santísimo Cristo de la Preciosísima Sangre y su Madre, María Santísima de la Caridad, que pronto se hará presente entre nosotros, guíen nuestros pasos en esta Semana Santa para culminar el gozo eterno, la Resurrección del Señor.